POR DEBORAH GARCÍA BELLO
Recuerdo desde siempre que la Coca-Cola estuvo
rodeada de cantidad de rumores más o menos creíbles acerca de su origen y de su
composición. Historias como que en realidad era un medicamento para terapias de
desintoxicación, o un simple analgésico, o incluso un brebaje mágico de estos
que lo curan todo. He leído y oído rumores acerca de que su nombre se debe a
que lleva cocaína o algún sucedáneo y que por eso siempre tuvo tanto éxito,
porque la adicción y el estado de felicidad que supuestamente crea son reales,
no sólo un reclamo publicitario. La compañía propietaria de la marca siempre ha
desmentido todos estos rumores, porque son eso, rumores, y la falsedad de todos
ellos es fácilmente demostrable. Aun así, la marca ha dado pábulo a otras
historias que la colocaban en una posición privilegiada. La compañía siempre
mantuvo que la fórmula de la Coca-Cola era secreta, incluso a día de hoy sigue
manteniendo esa postura y alimentando leyendas como que sólo existen dos
personas en el mundo que conocen la receta secreta de la Coca-Cola, y debido a
esto se les tiene prohibido viajar en el mismo avión, comer en el mismo plato o
dormir en el mismo hotel. Recientemente también ha llegado a los medios la noticia
de que la fórmula secreta había sido encontrada en un anticuario americano y
que se había vendido por eBay por 15 millones de dólares. Evidentemente nada de
esto es cierto.
Carteles de Coca-Cola28
La historia supuestamente oficial del nacimiento de
la Coca-Cola es que en 1886 un tal John Pemberton patentó un medicamento
diseñado en la farmacia Jacobs de Atlanta, Georgia, presumiblemente dedicado a
calmar dolores de cabeza y náuseas. Se cuenta que un tipo de sucedáneo del
medicamento primigenio se vendía disuelto en agua carbonatada a 5 centavos el
vaso, y que el hecho de que estuviese disuelto en agua carbonatada (a la cual
se le atribuía beneficios para la salud), que calmase la sed y que tuviese un
sabor tan diferente y agradable, la convirtieron en un éxito de ventas.
Pemberton vendió su fórmula años después y su receta terminó por convertirse en
el refresco más popular del mundo, propiedad de The Coca-Cola Company.
Es curioso cómo pueden convivir leyendas de
tremendo calibre acerca de su composición y origen con el hecho de que hoy en
día pueda conocerse la composición de cualquier sustancia si la sometemos a
análisis químico. La parte de la química que se encarga de descifrar
composiciones, cuantificar y detectar sustancias en diferentes matrices es la
Química Analítica. La sensibilidad de un
método de análisis es la cantidad o concentración mínima detectable de una
sustancia, y actualmente podemos afirmar que incluso a niveles tan bajos como
partes por trillón (ng/kg) todo es detectable. Así que ¿haciendo un análisis
químico de una Coca-Cola podemos conocer su composición? Obviamente sí.
Así que ¿cualquier consumidor puede conocer la
composición de la Coca-Cola? Sí, es algo tan sencillo como coger una lata y
leer la lista de ingredientes que figuran en la etiqueta. En cada una de las
etiquetas de la Coca-Cola está la fórmula secreta.
Información-nutricional-coca-cola
Pero ojo, una cosa es conocer los ingredientes que
conforman la Coca-Cola y otra muy distinta es conocer el método de fabricación
y la proporción de cada uno de ellos en el producto final, sobre todo el de los
aromas. Esto no está al alcance del consumidor medio, a no ser que tenga un
laboratorio de Química Analítica a su disposición.
Para fabricar Coca-Cola la compañía normalmente
distribuye un preparado concentrado que posteriormente las empresas
embotelladoras se encargan de disolver en agua carbonatada y de añadirles el
edulcorante en la proporción adecuada. La sutil diferencia (o no tan sutil) del
sabor de la Coca-Cola en diferentes países se debe al agua de cada localidad.
También el edulcorante pude variar, ya que comúnmente se emplea azúcar
(sacarosa, un disacárido formado por fructosa y glucosa), y en algunos puntos
de EEUU se utiliza fructosa, que es más barata, pero tiene un mayor poder
edulcorante.
Tal y como indica la etiqueta de la Coca-Cola, ésta
está formada por agua carbonatada, azúcar, colorante E-150d, acidulante E-338 y
aromas naturales entre los que se encuentra la cafeína y la vainilla.
Los aditivos suelen aparecer en las etiquetas de
los alimentos con una nomenclatura basada en la letra E seguida de un número.
El colorante E-150d que lleva la Coca-Cola es caramelo de sulfito amónico, es
decir, es un caramelo como el que podemos fabricar en nuestra cocina
simplemente calentando azúcar, pero además en presencia de una sal (sulfito
amónico).
El acidulante E-338 es el ácido fosfórico, que es
un ácido relativamente débil que mantiene el pH (grado de acidez) de la bebida,
tiene propiedades antioxidantes y está presente de forma natural en algunas
frutas.
– La famosa fórmula secreta de la Coca-Cola no es
tan secreta, por dos razones: cualquier laboratorio de Química Analítica puede
descifrar fácilmente su composición y, por otro lado, todos los componentes de
un producto alimentario han de ser conocidos y han de figurar en la etiqueta
del producto, es una cuestión legal.
– La Coca-Cola, además de estar buenísima, no
representa un peligro para la salud. Antes de entrar en el mercado un producto
ha de certificarse y pasar los controles de calidad pertinentes. Las
asociaciones de seguridad alimentaria y de la salud como la EFSA o la OMS certifican
que se trata de una bebida segura, tanto la original como las versiones sin
azúcar. Otra cosa es que por la cantidad de azúcar de la bebida original sea
recomendable no abusar, o pasarse a las versiones Zero o Light si uno padece
sobrepeso, diabetes, o simplemente quiere cuidar la línea.
– Vivimos una época en la que cualquier fórmula
secreta puede ser descifrada mediante un análisis químico, y eso no implica que
los químicos puedan vender la fórmula por eBay por millones de dólares, a no
ser que haya algún majadero dispuesto a pagarlos. El hecho es que conocer la
fórmula no sirve para nada, ya que no se puede fabricar esta bebida por el
hecho de estar registrada. Para poder fabricar Coca-Cola, o cualquier otra
bebida bajo este nombre, habría que comprar su propiedad intelectual, que en
este caso es una marca registrada.
– Y por último la conclusión más obvia y a la vez
la más importante: todo es química, todo son átomos entrelazados entre sí, los
que forman nuestra piel, el aire, el agua, la tierra, las plantas y, cómo no,
también forman la Coca-Cola.